Jornadas de Patrimonio Funerario 7 de marzo de 2021. Mortis Causa: La presencia de los tapices en los testamentos de los siglos XV y XV

El pasado 7 de marzo tuve la ocasión de participar en el ciclo de conferencias del «Grupo Patrimonio Funerario» denominadas «Olvido y Memoria: Una mirada al pasado a través del patrimonio funerario».

En ella participaron Natalia Núñez Dato, Anna Manzano Arnau, Montserrat Oliva Andrés, (una servidora) y José Antonio Baena Sierra con propuestas interdisciplinares de lo más interesantes.

Abajo os dejo el vídeo de la sesión y para aquellas personas que prefieran leerla, más abajo encontraréis la transcripción, por si se os hace más cómodo leerlo en algún lugar donde por lo que fuese (no voy a decir que estéis leyendo mi blog en el trabajo, ejeeem) no podéis visualizarlo /escucharlo.

Esta ponencia pretende poner el foco en la tapicería como objeto transferido a través de la institución del testamento y por ello reflejado en la documentación textual testamentaria. Desde un punto de vista utilitario, estos documentos textuales resultan ser gran una fuente primaria de información, ya que despliegan en sí todo un catálogo de pertenencias atesoradas por el difunto o la difunta. Tal es la riqueza de estos documentos que incluso nos permite, no solo identificar los bienes materiales de una persona, si no también sus preferencias, miedos, solvencia económica y capital social. Por ese motivo, podemos afirmar que la gran capacidad testimonial de estos documentos actúa como un agente frente al olvido de la memoria personal, familiar y patrimonial de una colección.

Antes que nada, (antes de meternos en materia) es necesario saber que es un “tapiz”. Bien, un tapiz es un tejido creado en un telar. En ese telar se disponen paralelamente hilos verticales (urdimbre), entre los cuales se intercalan hilos horizontales (trama) para así crear motivos geométricos o figurativos alternando hilos de colores para ello Son objetos de gran tamaño, algunos miden 16 metros de largo por 4 de alto.

Sus orígenes se remontan al antiguo Egipto, donde en el año 5000 a.C se documenta el uso del telar. Más adelante, en los siglos I y II d.C, tejedores sirios y persas perfeccionaron la técnica. Su introducción en España no será hasta el siglo IX en Al-Andalus, donde se aplicará la seda en la manufactura de tejidos de lujo en talleres vinculados al califa.

Destacar este detalle es fundamental, porque estos tejidos se convertirán en objetos de lujo gracias a la aplicación de la seda, junto con los hilos de plata y oro. Por último, no será hasta finales de la Edad Media cuando los talleres de Tournai, Arras y Bruselas, se convertirán en centros de producción por excelencia.

Estos objetos artísticos gozaban de un gran valor para sus propietarios (monarcas, nobles, eclesiásticos), debido a su elevado coste económico (500.000 maravedís vs 3.000 tabla). Por este motivo, la tapicería actúa como un potenciador del estatus social de su poseedor y en consecuencia, eran un bien digno de transmisión hereditaria debido a su categoría de objeto de lujo.

Como he señalado anteriormente, los tapices eran considerados un objeto de lujo por su elevado coste económico. Por ese motivo, era muy importante dejar constancia escrita de ellos en los inventarios para evitar en la medida de lo posible hurtos, pérdidas o apropiaciones indebidas.

No obstante, es a través del testamento donde se hace efectiva la transmisión de bienes de una persona a otra como consecuencia de su muerte. A este acto se le denomina mortis causa (tiene efecto después de la muerte, no antes). Pues bien, la transferencia mortis causa testamentaria indica a quienes se quiere favorecer y como desea que se distribuyan sus bienes.

En la imagen os comparto dos ejemplos de inventarios y testamentos.

A grandes rasgos, los testamentos son documentos de una gran carga testimonial y memorialística, pues ofrecen una visión de la mentalidad de una época, en este caso del marco mental y psicológico de la sociedad del los siglos XV y XVI.

Como ejemplo de ello, he escogido esta frase del testamento de d.Pedro, que vendría a ser algo así como “eso que el mundo actual obliga a olvidar, es destruído, a menos que sea imitado en beneficio de las letras, que entonces es cubierto”. Este hábito nos hablaría de la importancia de hacer constar textualmente cualquier asunto en pos de su trascendencia en el tiempo.

En cuanto a su forma, el testamento bajomedieval y moderno contenía unas fórmulas claras: arrepentimiento de pecados, reconocimiento de culpas materiales pasadas y la relación de bienes, miedo a la muerte y a la condena eterna. Desde una óptica medieval, es un documento que no solo sirve a la persona para distribuir sus bienes materiales y protejerlos contra el olvido, si no también conciliarse con la divinidad una vez se ha despojado de sus bienes materiales para así finalmente, salvar su alma de arder en las llamas del infierno. Para que eso no ocurriese (ya me entendeis) recurrentemente se buscaba la intercesión de santos mediadores (San Rafael, San Miguel) Jesús Coria Colino en su artículo “El Testamento como fuente de estudio sobre mentalidades” explica el fundamento anímico de este documento a través de las palabras del testamento de Francisco de Valdés (lo podeis ver en la pantalla):

Conviene destacar aquí el uso de las palabras “aparejar” en relación al “perpetuo descanso”. Esto tiene una razón, cuando en la Edad Media la culpa era un sentimiento impuesto por la iglesia constantemente por ser fruto del pecado original, el hecho de tener bienes materiales también era motivo de culpa cristiana, porque una persona debía volver con la divinidad de la misma forma que vino, libre de pecados y de bienes materiales.

Por “aparejar” entendemos disponer de ayudas terrenales a familiares, particulares o instituciones eclesiásticas en forma de misas o aniversarios. También se ordenaban obras caritativas, misas, cura pro mortis, reparación/ampliación de edificios, financiación de capillas a favor de algún santo, etc.

Obviamente, que en todo momento estaríamos hablando de testamentos dispuestos por monarcas, nobles y eclesiásticos los cuales suponen una gran fuente de estudio por la gran cantidad de bienes que relacionados en sus trasmisiones. Resulta lógico estudiar este estrato social por la mayor proporción de bienes acumulados, no solo a lo largo de sus vidas si no también por los bienes que les han sido heredados de generaciones anteriores.

Los inventarios El inventario es un documento realizado en presencia de notarios, secretarios o camareros de corte. En ellos se relacionan los objetos atesorados mediante asientos. Cada asiento encabezado por la palabra “item” viene acompañado por una descripción del objeto.Estos bienes podían ser mandados a terceros como pago de deudas u obsequiados.

Para nosotros los historiadores e historiadoras, nos resulta una suculenta fuente de información, especialmente para los y las estudiosas de coleccionismo artístico en época medieval y moderna, pues aportan información valiosa acerca del intercambio transfronterizo de obras de arte como veremos más adelante .

Como podeis ver, eran documentos muy importantes, ya que protegían las posesiones de la persona. Es el caso de Doña Juana I de Castilla que llegando en 1509 a Tordesillas, después de la muerte de su marido Felipe el Hermoso, inventarió todas sus pertenencias a petición de su padre, Fernando el Católico que la consideraba mentalmente incapacitada para gobernar para así conocer la capacidad económica de su hija mientras ejercía de regente.

Tapices en los inventarios

Los ejemplos que muestro en la diapositiva se corresponden a los inventarios de Pedro de Portugal, custodiado en el Archivo Histórico de Barcelona, el cual tiene una extensión nada más y nada menos que 250 folios y donde aparecen múltiples asientos de tapices, en este caso llamados “draps de ras” o “paños de ras” debido a su origen en la ciudad francesa de Arras. Hasta 1545 no aparece el término “tapiz”.

Se conoce que Isabel la Católica fue una gran amante de estos tejidos y así lo demuestra su testamento e inventarios. En su testamento dispone que fueran pagadas “las deudas e cargos que se hallaren yo deber” y un año más tarde, sus testamentarios vendieron sus bienes en la Almoneda de Toro, desintegrándose parte de su colección. De todos los tapices asentados se salvó este, “ La Misa de San Gregorio”, que ahora pertenece a Patrimonio Nacional y se custiodia en el Palacio de la Granja de San Ildefonso de Segovia. Se trata un tapiz de alta estofa tejido en el taller prestigioso taller de Peter van Aelst ca. 1500 y comprado por su hija Juana en Bruselas. Isabel en su testamento, devolverlo a su hija, junto con todos los regalos.

Detalle del tapiz Cartonista del círculo de Robert Campin o Maestro de la Flemalle, Misa de San Gregorio,Museo de Tapices del Palacio de La Granja de San Ildefonso, Segovia. Inv. 10005810
Detalle del tapiz Cartonista del círculo de Robert Campin o Maestro de la Flemalle, Misa de San Gregorio,Museo de Tapices del Palacio de La Granja de San Ildefonso, Segovia. Inv. 10005810

Fernando, decreta mediante cedula real “ para descargo de su anima los seis tapices que habia dado a su madre” y continúa “la señora Reyna, mi muy cara e muy amada muger que Santa Gloria aya, dexó mandado por su testamento, que todas las cosas que la dicha Serenísima Reyna, mi hijha, dió a Su Señoría se le volviesen, e no se vendiesen con las otras de sus Cámaras” Aparece en el libro de cuentas del Camarero Sancho de Paredes, donde consta que en fecha de 3 de julio de 1504 recibió la tapicería. Fue comprado veintitrés días después al comerciante flamenco Matis de Guirla por 94.000 maravedíes.

Ejemplo de pieza que gracias a la descripción en su inventario ha sido posible identificarla en colecciones extranjeras. En este caso, se trata del tapiz denominado “El triunfo de la fama” y se encuentra custodiado en el Museo Metropolitano de Nueva York. Procedente de la colección del marqués de Castro Serna, fue donado en 1998 por la Fundaciónn Annenberg al Museo Metropolitano.

Su estado de conservación es extraordinario, manteniendo un azul vibrante que predomina en la gama cromática.

“The triumf of Fame” ca, 1502-4, 359.4 x 335.3 cm,  Metropolitan Museum of New York, inv. 1998,205

Sin más que añadir, espero y deseo que esta aproximación a los tapices a través de las transmisiones post mortem os haya sido de gusto.

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